domingo, 6 de marzo de 2011

Mi utopía ideal

Al escuchar esto me viene a mi mente mi infancia. Los momentos en los que era feliz, con grandes e imposibles sonrisas con mis amigos, sin peleas, sin discusiones, sin enfados… Un buen partido político debería de basarse en la sonrisa más bonita de sus ciudadanos. Una sonrisa, y lo digo como algo bueno ya que una sonrisa bonita solo llega a conseguirla un buen corazón. Si los políticos consiguieran este tipo de sonrisa, no habría ningún problema, ya que todas y cada una de esas sonrisas serían buenas. El problema surge cuando esa sonrisa es triste, pero siempre queda el remedio: “Sonríe siempre aunque tu sonrisa sea triste, porque más triste que una sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír”.

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